jueves, 27 de agosto de 2015

Mensaje Patriarcal para el Comienzo del Año Eclesiástico (Indicción)


+ BARTOLOMÉ
Por la Misericordia de Dios Arzobispo de
Constantinopla-Nueva Roma y Patriarca Ecuménico
A la Plenitud de la Iglesia Gracia, Paz y Misericordia
Del Creador, Sustentador y Gobernador de Toda la Creación
Nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo

"Toda la creación se renueva por el Espíritu Santo, volviendo a su estado original." (Anavathmoi, primer tono) "Bendito eres, Señor, tú que renuevas todos los días la obra de tus manos." (Basilio el Grande) Hermanos concelebrantes e hijos benditos en el Señor,

Como todo el mundo sabe, el 1 de septiembre de cada año se ha dedicado a iniciativa del Patriarcado Ecuménico - y recientemente también por la Iglesia Católica Romana - como día de oración por la protección del medio ambiente natural. En este día, en especial nos suplicamos al Dios supremo que llene de alegría a su creación para que la vida humana en ella sea feliz y fructífera. Esta oración incluye, por supuesto, la petición de que se produzcan los inevitables cambios climáticos naturales y estén permitidos dentro de niveles tolerables tanto para la supervivencia humana y para la sostenibilidad del planeta. Sin embargo, los seres humanos - bien como grupos individuales o colectivamente – nos comportamos contrario a esta misma petición. Porque suprimimos la naturaleza de tal manera que cambios imprevisibles e indeseables ocurren al clima y medio ambiente, que se ven afectados negativamente en sus funciones normales con las consiguientes consecuencias para la vida misma. El resultado acumulativo de las acciones por parte de personas particulares, así como por las actividades corporativas y estatales con el fin de reformar el entorno natural, de modo que pudiera producir más recursos para aquellos que se aprovechan de ello sólo conduce a la destrucción de la creación, que fue creado bueno por Dios y por lo tanto funciona de una manera equilibrada. Aquellos de nosotros que apreciamos el peligro del cambio climático para nuestro planeta que sólo va en aumento día tras día como resultado de las acciones humanas elevamos nuestra voz para resaltar esta crisis e invitar a todos a explorar lo que se pueda hacer ", para que la vida no se pierda en aras de la codicia. " (Declaración de las Naciones Unidas)

Por lo tanto, como Patriarca Ecuménico, hemos invertido años de esfuerzos para informar a los fieles de nuestra Iglesia y de todos los hombres de buena voluntad sobre los graves riesgos que se derivan del crecimiento del (ab-)uso de los recursos energéticos, que amenaza un creciente calentamiento global y amenaza la sostenibilidad del medio ambiente natural.

Los cristianos ortodoxos han aprendido de los Padres de la Iglesia a restringir y reducir nuestras necesidades en la medida de lo posible. En respuesta a la ética del consumismo proponemos la ética de la ascesis, es decir, una ética de autosuficiencia a lo que se necesite. Esto no significa la privación sino el consumo racional y moderado, así como la condena moral de los residuos. "Así que, teniendo sustento y vestimenta, con eso estaremos contentos" (1. Tim 6,8), como el Apóstol del Señor nos urge. Y después de la multiplicación de los cinco panes y la satisfacción de cinco mil personas, excluyendo mujeres y niños, el mismo Cristo ordenó a sus discípulos recoger el resto ", para que nada se perdiese." (Juan 6,12) Desafortunadamente, las sociedades contemporáneas han abandonado la aplicación de este mandamiento, rindiéndose al despilfarro y abuso irracional para satisfacer deseos egoístas de prosperidad. Sin embargo, dicha conducta puede ser transformada en nombre de la creación de recursos y energía por medios más adecuados.

Hermanos y hermanas, hijos de nuestro Señor común y Creador, Los seres humanos han destruido la creación a través de la codicia, centrándose exclusivamente en esta tierra y en los beneficios terrenales que nos esforzamos a aumentar constantemente, al igual que el "rico insensato" en la parábola evangélica. (Lucas 12. 13-21) Ignoramos al Espíritu Santo, en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Esto significa que la respuesta a la crisis ecológica sólo puede realizarse con éxito en el Espíritu Santo, por cuya gracia nuestros esfuerzos humanos son bendecidos y toda la creación se renueva, volviendo a su estado original, ya que fue creada y destinada por Dios - es decir, "muy buena". Esta es la razón porque la responsabilidad de la humanidad, como co-creador de Dios dotado de libre albedrío, es inmensa para cualquier respuesta adecuada a la crisis ecológica.

Esta tierra se asemeja a "una inmensa pila de basura." (Francisco, Laudato Si ', 2015) Y la impureza implica más que simplemente las cosas materiales; incluye principalmente las cosas espirituales. Hay impurezas que se derivan esencialmente de los pensamientos apasionados de la humanidad. Con una fe firme en el Pantocrátor y Creador de toda la creación, nosotros los cristianos ortodoxos estamos llamados a llevar a cabo la obra de evangelista y misionero en lo que respecta a la protección de la creación. Es decir, estamos llamados a reavivar el mensaje evangélico de alegría al mundo moderno atribulado y despertar la naturaleza espiritual dormida de una humanidad diversamente angustiada con el fin de transmitir un mensaje de esperanza, paz y verdadera alegría - la paz y la alegría de Cristo.

Esto es lo que creemos y proclamamos desde el santísimo Trono Apostólico y Patriarcal Ecuménico. E incitamos a todos a la sobriedad de la vida, la purificación de los pensamientos apasionados y motivaciones egoístas, para que podamos vivir en armonía con nuestros vecinos y con la creación de Dios. Finalmente, oramos con Basilio el Grande ", quien ensalzó la naturaleza de las cosas": "Bendito eres, Señor, tú que renuevas todos los días la obra de tus manos. Bendito eres Tú, Señor, que creaste la luz y la oscuridad, distinguiendo entre ellas una de la otra. Bendito eres, Señor, que creaste todas las cosas y construiste la sombra de la muerte por el ennegrecimiento del día en noche. Bendito eres, Señor, que creaste al hombre a tu imagen y semejanza, que hiciste el día para el trabajo de la luz y la noche para el descanso de la naturaleza humana… " (Salterio y Libro de Oración, Monasterio de Pantocrátor, Monte Athos, 2004)

Este es nuestro mensaje, convicción y exhortación a todos vosotros: estemos bien; estemos con temor ante la creación de Dios.

Que la gracia y la misericordia infinita de nuestro Señor, el Creador de toda la creación, tanto visible como invisible, sean con todos vosotros y con todo el mundo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

01 de septiembre 2015
+ Bartolomé de Constantinopla
Suplicante ferviente de todos ante Dios


Fuente: Patriarcado Ecuménico
Traducción: Keith Jorge Chapman, Sacra Metrópolis de España y Portugal